El retablo consta de una sola tabla, con figuras de tamaño
natural, representando a la Virgen con el Niño, sentada sobre un trono de
estilo gótico apoyado sobre cuatro leones, dicho trono está pintado con
ornamentos de esculturas y se corona con un alto dosel con un pináculo
en el centro y otros dos más pequeños en ambos lados.
La Virgen presenta una
larga cabellera ondulada cayéndole por encima de ambos hombros y se cubre con
un gran manto de color azul,
ribeteado con una cenefa de oro y perlas que se encuentra sujeto en el pecho
con un broche de orfebrería, mientras el Niño está cubierto con un velo
transparente blanco y lleva colgado en el cuello un amuleto de una rama de coral.
El pavimento del suelo
está realizado copiando azulejos valencianos con los escudos de la ciudad de
Barcelona y en el techo la arquitectura representa una bóveda de crucería que muestra en sus claves el escudo de la ciudad.
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